domingo, 30 de marzo de 2014

Senor que vea

Jesus devuelve la vista a un ciego. En su camino el Senor suele cruzarse con gente necesitada. Y su mirada profunda reconoce exactamente cual es esa necesidad. No duda. Se detiene. Se involucra personalmente. En este caso se agacha y mezcla su saliva con barro del camino y toca los ojos del ciego. Alguna vez lei que un gesto de ese tipo implica absoluta intimidad. No hubiera alcanzado con su mano solamente? O con su palabra? Sin embargo elige este gesto. Elige tocar al hombre con algo de si mismo. Tanto la saliva como el barro parecen coincidir en su bajeza. No son sustancias agradables a la vista y sin embargo Jesus parece necesitar sorprendernos. Querra acaso demostrar que para una verdadera conversion o curacion, tenemos que dejarnos tocar a fondo por El. Aun si a simple vista sintieramos rechazo ante semejante aproximacion, es ese contacto el que nos transforma. Nos quita el velo de la frivolidad o de la distancia.

Senor hoy me pregunto cual de mis muchas cegueras querria que curaras.

Senor que vea cual es el camino hacia vos entre tantas actividades que me ocupan a diario.
Senor que vea tu rostro en primer lugar en aquellos que mas cerca tengo, en mi madre, marido, hijos. Como cambiaria mi mirada si en ellos descubriera siempre tu rostro... no estaria acaso mas pendiente de sus necesidades y menos de las mias?
Senos que vea claramente cual es tu proyecto para mi. Y para eso debo ver cual es el lugar que ocupas actualmente y cual deberias ocupar.
Senor que vea.
Asi sea.